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Ich heisse Víctor Rojas und habe etwas zu sagen

En el cuarto aniversario de la invasión: La derrota de Estados Unidos en Irak

Laura Carlsen, IRC | 29 de marzo de 2007

Programa de las Américas del International Relations Center (IRC)

Por primera vez hay un amplio consenso en que Estados Unidos está perdiendo la guerra en Irak, en que las estrategias militares y las políticas impuestas por medio de engaños y exhortos a la seguridad nacional—argumentando que se libraba una guerra global contra el terrorismo y que se estaba defendiendo a la patria—simplemente han fracasado. Este consenso se refleja en todos los ámbitos de la sociedad con excepción de la Casa Blanca, que se encuentra cada vez más aislada y sin rumbo.

Según varias encuestas, más del 60% de la población estadounidense está en contra de la guerra. En las elecciones de noviembre, que se interpretaron como un referéndum sobre la guerra, los demócratas obtuvieron el control del Senado y de la Cámara de Representantes por primera vez en más de una década. Altos mandos militares, incluyendo a varios generales (Colin Powell, Barry McCaffrey) y al Jefe del Comando Central, John Abizaid, han manifestado su oposición al plan de Bush de incrementar el número de tropas. Abizaid inclusive dijo ante el Senado que dicho plan sólo tendría un efecto momentáneo y que sería insostenible para las fuerzas armadas. La Cámara de Representantes aprobó además un resolutivo simbólico en contra del envío de tropas, y hay varias iniciativas estatales y federales, que van desde llamadas a la retirada inmediata de tropas (como en el caso del estado de Vermont) hasta legislación que incluye fechas límite, limites en el número máximos de tropas, etc.

Por otro lado, la votación en la Cámara y el Senado a favor de incluir una fecha límite de 2008 para el retiro de la mayoría de las tropas refleja la tensión en Washington. Los halcones republicanos denuncian la decisión del congreso por ser "fecha para la rendición" según pre-candidato a la presidencia John McCain, y el Presidente Bush ha amenazado con el veto. Sin embargo, el movimiento para la paz tampoco celebra la medida, ya que regala 100 mil millones de dólares y dos años más al gobierno para la guerra contra el pueblo de Irak.

Lo cierto es que todos estos acontecimientos son reacciones al cambio en la opinión pública respeto a la guerra. Frente a tantos indicadores del fracaso de su estrategia, la respuesta de Bush fue intensificarla. Diciendo que "hoy en Irak las fuerzas armadas de los Estados Unidos están involucradas en una lucha que determinará la dirección de la guerra global contra el terror", en su discurso del 10 de enero se comprometió a enviar 21,500 tropas adicionales a Irak.

La política de incremento de tropas es, por un lado, la señal más clara de la insensibilidad de la Casa Blanca y de su incapacidad o falta de voluntad para ver realidades políticas y militares. Con esto, se han profundizado las divisiones dentro del gobierno. A pesar de que los neoconservadores ganaron con el plan de enviar más tropas a Irak—ideado hace tiempo por Frederick Kagan y William Krystol—entre la derecha ha surgido una corriente que anuncia un "próximo conservadurismo", menos intervencionista, contrario a la idea de que Estados Unidos sea el policía del mundo, enfocado en intereses nacionales, en favor de "recuperar valores perdidos", y que exige la salida de Irak.

Por otra parte, en el gobierno se ha desatado el caos, y lo único claro es que no habrá soluciones diplomáticas, por falta de voluntad y de capacidad. La Secretaria de Estado Condoleezza Rice primero rechazó de plano invitar a Siria o Irán a pláticas sobre Irak, para después aceptarlas. Al mismo tiempo, Bush sigue empeñado en su política de no aceptar las recomendaciones de la comisión Baker-Hamilton sobre Irak.

Es difícil prever hacia donde irá el gobierno, porque como dijo hace poco Noam Chomsky, su gobierno "es profundamente irracional". En su discurso, Bush reconoció que "la situación en Irak es inaceptable para el pueblo estadounidense e inaceptable para mí. Las tropas han hecho todo lo que les hemos pedido. Donde haya habido errores, la responsabilidad es mía." Y enseguida decidió multiplicar los errores y el número de vidas perdidas, al mantener la misma estrategia que fracasó. Frente la derrota, su respuesta ha sido profundizar la guerra.

Una crisis en el discurso sobre la guerra

La serie de fracasos evidentes a la hora de lograr los objetivos que el mismo gobierno se había planteado ha derivado en una serie de fracasos a nivel discursivo. Tras cinco años de "guerra contra el terrorismo" en Irak, Al Qaida se ha fortalecido; la política que llevó a enfrentar a chiítas contra sunís ha profundizado la violencia en Irak y la desestabilización de la región. La idea de que los chiítas iraquíes iban a ser un contrapeso a los chiítas iraníes resultó ser un grave error, producto de la gran falta de conocimiento de la región, de su historia y de sus pueblos, y la soberbia de intentar a manipular un pueblo contra otro.

Cuando la violencia desatada por la ocupación desmintió el discurso de "la guerra contra el terrorismo", el gobierno de Bush empezó hablar de la "lucha por la libertad" en Irak, término central en el discurso de Bush de noviembre de 2003. Este intento de justificación también se mostró como insostenible después de las imágenes de Abu Ghraib, las medidas contra las libertades civiles en Estados Unidos y otros países, las violaciones a la Constitución y a las leyes internacionales, las cárceles secretas, etc.

Y finalmente el argumento de que no había que abandonar a las tropas está siendo desmentido por el creciente activismo de los soldados mismos, de sus familias y de los veteranos en el movimiento anti-guerra.

A Bush no le quedan más argumentos que el de no rendirse. El argumento de que "no podemos abandonar la región a los extremistas" es una mentira más, tomando en cuenta que todas las encuestas llevadas a cabo en Irak y los países vecinos, consistentemente identifican a Estados Unidos como la mayor amenaza a la vida y la paz en la región.

Por otro lado, la propuesta de envío de tropas adicionales ha abierto una oportunidad para unificar y fortalecer el movimiento anti-guerra en EEUU.

El movimiento contra la guerra

El cambio notable en la opinión pública estadounidense lamentablemente no se ha traducido en un movimiento amplio contra la guerra. En estos meses, hemos visto una serie de iniciativas muy interesantes pero muy limitadas, tanto en sus posibilidades para frenar la guerra, como en su propio análisis y arraigo en la población.

1. El Congreso y el Partido Demócrata

Todo el panorama político en EEUU ya está contaminado por las elecciones presidenciales de 2008. Si bien Irak será el tema principal, tal como fue en las elecciones de noviembre pasado, las ambiciones políticas de los aspirantes demócratas han encajonado el movimiento anti-guerra en gran medida dentro de la lógica del proceso electoral.

Justo después de llegar al Congreso, los demócratas tomaron la decisión de no llevar al presidente Bush y al vicepresidente Cheney a un juicio político y a un proceso de destitución—a pesar de contar con evidencia de sobra de su participación en actos ilegales y anti-constitucionales. El propósito fue no parecer demasiado radicales, evitar investigaciones que podrían implicarlos a ellos mismos (recordemos que la mayoría apoyó la guerra hasta hace relativamente poco y votó a favor de las leyes anticonstitucionales relacionadas con la guerra y la lucha contra el terrorismo) y para que sus posturas en contra de la guerra no fueran interpretadas como luchas partidarias.

En realidad, por los dos lados del pasillo (demócrata y republicano) las posturas sobre la guerra se parecen mucho a pesar de diferencias entre estrategias de guerra. Los dos en general toman por un hecho el derecho de Estados Unidos a intervenir en un país que se considera contrario a sus intereses (aunque los demócratas ahora protestan por la falsificación de los pretextos); los dos reclaman un control estadounidense en la región—contra el eje enemigo Irán-Siria-Hezbollah-Hamas. De hecho, la Cámara aprobó los ataques israelíes contra Líbano con 410 votos a favor y ocho en contra en julio del año pasado.

Los candidatos demócratas siguen atrapados en sus propias contradicciones y las contradicciones de la sociedad en general. Tienen que oponerse a la guerra porque es la opinión mayoritaria por mucho dentro de su partido. Sin embargo, no pueden parecer débiles frente al terrorismo, y la opción de la diplomacia no ha ganado fuerza dentro del imaginario estadounidense. Si bien están en contra de la guerra infinita en el Medio Oriente, tampoco aceptan que el multilateralismo y las relaciones horizontales de diálogo y cooperación, así como el apego a las leyes internacionales, podrían ser una vía hacia la paz mundial.

El "excepcionalismo americano" que pone a Estados Unidos por encima de los demás países y los organismos multilaterales—junto con el racismo anti-árabe y los ataques incesantes contra el "fundamentalismo islámico"—sigue envenenando el clima político en Washington. Los demócratas también aceptan y apoyan el paradigma de la lucha contra el terrorismo y las políticas justificadas bajo este paradigma, como muestra su apoyo a la militarización de la frontera con México.

Hillary Clinton es un ejemplo claro de estas contradicciones: Apoyó el uso de fuerza contra Irak en el Senado en 2002. A pesar de criticar la política hacia Irak ahora, decidió hace varios días no admitir un error en su voto de 2002 por miedo a dar una imagen débil y vacilante. En lugar de pedir disculpas o rectificar su posición, decidió hacer una declaración en el sentido de que "si hubiera sabido en aquel entonces lo que ahora sabemos, no hubiera votado como lo hice".

A pesar de las limitaciones del Partido Demócrata, una gran parte del movimiento ha optado por presionar el nuevo Congreso. La propuesta del envío de más tropas ayudó al movimiento a salir, aunque fuera sólo coyunturalmente, de las divisiones en su interior sobre cómo pedir el retiro de las tropas de Irak—salida inmediata, salida en etapas, fechas límites, qué presencia dejar en la región, qué responsabilidades asumir, etc. Fueron cuestiones que tenían al movimiento casi paralizado. Ahora el rechazo al envió de tropas se vincula a la demanda de finalizar la guerra , y la discusión sobre las implicaciones de la salida, como quién tendría que pagar el costo político de la guerra perdida en el mediano y largo plazo—todos asuntos muy complicados y debatidos—queda en suspenso.

En esta coyuntura, MoveOn.org, el Centro para el Progreso Americano, Win Without War, Vote Vets, y el sindicato de empleados de servicios se han reunido en una organización que se llama Americans Against Escalation of the War in Irak (Americanos contra la escalada de la guerra en Irak), que cuenta con aproximadamente 10 millones de dólares y ha estrenado spots televisivos y otros mecanismos de mucha eficacia propagandística para influir en la opinión pública. Un spot, por ejemplo, muestra a un veterano de la guerra en Irak diciendo: Por una mano, tenemos a Bush y Cheney, dos hombres que no fueron a la guerra cuando su país los llamó, dando órdenes en la Casa Blanca, enviándonos a la guerra. Por la otra, tenemos al pueblo y a las tropas perdiendo la vida en el campo de batalla. Cuando se aleja la toma, se muestra su brazo amputado. Entonces pregunta: "¿Y tú, en qué mano estás? Vota contra la escalada."

Otras iniciativas novedosas que están vinculadas a los espacios de la democracia representativa son los resolutivos en contra de la escalada—ya aprobados en Washington y Nuevo México y el senado de California—que están coordinadas y monitoreadas en el sitio web "Progressive States Network." La escalada afecta directamente a estos estados. Muchas de las tropas enviadas a Irak, debido a la falta de elementos del ejército formal, son miembros de la Guardia Nacional. Estos se supone que en tiempos normales están entrenados para servir al Estado en caso de desastres naturales u otro tipo de contingencia. Ahora están en Irak, y el costo para los estados es alto, además de que afecta a muchas familias pobres, cuyos hijos se enlistaron para tener un ingreso adicional, y que nunca esperaban que sus seres queridos fueran enviados a la guerra.

2. Los veteranos de la guerra y sus familias

Quizás el factor más novedoso y eficaz en esta etapa de la oposición a la guerra ha sido la creciente participación de los veteranos y sus familias. Empezó con el activismo de Cindy Sheehan, madre de un soldado muerto en la guerra, que se acampó frente a la casa de Bush. Desde entonces no ha cesado en sus actividades contra la guerra, lo que la ha llevado inclusive a ser detenida, amenazada y mundialmente famosa.

Otro ejemplo es Fernando Suárez de Solar, padre mexicano que perdió su hijo en Irak. Suárez de Solar ha seguido en su campaña para advertir a los jóvenes latinos en las escuelas sobre el costo real de enlistarse, sobre la injusticia de la guerra y las mentiras del ejército, que ha enfocado sus actividades de reclutamiento sobre los mexicano-americanos en áreas pobres del país. Recientemente, Agustín Aguayo, un médico del ejercito estadounidense se declaró "objetor por conciencia" en protesta por tener que volver a Irak y fue sentenciado a ocho meses de prisión; el juicio al teniente Ehren Watada por rehusarse a ir a Irak fue declarado un "mistrial", es decir, el juicio fue anulado por supuestos errores de procedimiento, presuntamente para evitar abrir un foro público para que el joven oficial presentara sus argumentos en contra de la guerra.

La participación activa de estas personas ha logrado sacar al movimiento anti-guerra de la trampa del gobierno, que decía que cualquier crítica a la guerra representa una falta de apoyo a las tropas y, por tanto, una traición a la patria. Ahora queda en evidencia que la sociedad puede estar a favor de las tropas, no enviándolas a una guerra injusta e inútil. Este discurso, en la voz de las familias que más han sacrificado, le ha dado al movimiento una autoridad moral que antes no tenía.

Hay veteranos, muchos sin brazos o piernas, haciendo cabildeo en el congreso, en la televisión, en la opinión pública, que han tenido un impacto innegable. La organización Vote Vets coordina campañas para presionar congresistas y candidatos entre esta comunidad, diciendo que "no somos anti-guerra, sólo queremos parar esta guerra que ha sido caracterizada como el error más grande de la política exterior desde Viet Nam."

Esta vertiente en la resistencia contra la guerra es particularmente interesante porque representa verdaderos desprendimientos del sistema y porque haber estado adentro posibilita que se realicen denuncias con información privilegiada sobre los escándalos de corrupción y violencia en el ejército. Debido al enorme costo personal y político de la denuncia, la autoridad moral del denunciante es innegable.

Y parecería trivial, pero en un país que vive en el espectáculo, las declaraciones y la presencia de las estrellas del cine han sido muy importantes. Sean Penn, Susan Sarandon, Jane Fonda—que no había participado desde la guerra de Viet Nam—han prestado su nombre y su fama a la causa. Su acceso a los medios ha ayudado a dar presencia al movimiento, notablemente en la gran movilización de 27 de enero. Más sindicatos también están participando, junto a grupos religiosos y ciudadanos.

Y ahora, ¿hacia dónde?

Es innegable que en EEUU ha habido un cambio palpable en la actitud hacia la guerra y un desmoronamiento de las estrategias militares y políticas del actual gobierno. ¿Pero hacia dónde nos lleva?

El movimiento sigue sin consenso sobre la manera de salir, sobre qué hacer en la región, cómo lograr mínimamente controlarla o evitar que siga la violencia que su presencia ha desatado.

Tampoco existe una crítica a fondo de la política exterior que apunte hacia una reivindicación de los valores del multilateralismo y la cooperación. A veces el movimiento contra la guerra en Irak vincula su lucha con otros temas, pero no sistemáticamente y no en su estructura organizativa. Además, hay mucha gente que aún cree que el único problema con la guerra en Irak es que no ha sido efectivo en lograr sus objetivos.

Surgen algunas dudas respecto al nuevo estilo de organización del movimiento contra la guerra. ¿Enviar dinero a un sitio de Internet para pagar un spot ayuda a democratizar la sociedad? ¿Escribir cartas a los congresistas para votar en contra de una pequeña escalada de una guerra fundamentalmente inmoral moviliza o desmoviliza a la ciudadanía? ¿Cómo ser eficaz pero a la vez desarrollar una crítica integrada de la política exterior del país?

Son preguntas aún sin repuesta. Lo cierto es que para frenar la guerra contra Irak desde la sociedad estadounidense, sería necesario profundizar la crítica de la política de Estados Unidos en la región y en general.

A pesar de algunos pequeños avances, la verdad es que han pasado varios momentos en los que se pensaba que el horror de la guerra y la descarada actitud del gobierno hacia el pueblo llevarían a cambios más profundos. Y no ha sido así. No ha habido un seguimiento sostenido de los casos de tortura o de corrupción en la contratación de servicios en Irak, ni de los vuelos secretos de la CIA, ni de las violaciones a la Constitución. En efecto, los escándalos han llevado a una complacencia de facto, sin reformas de leyes y con muy pocos juicios contra homicidios probados o multimillonarios robos en los contratos a las empresas trasnacionales. Parecería que la sociedad estadounidense tiene una gran capacidad para tolerar lo intolerable.

En este contexto, ampliar el movimiento a base de una extraña mezcla de pragmatismo ('no estamos ganando, así que nos retiramos'), lobby en el congreso, y política partidaria no llevaría a frenar la guerra—ni mucho menos a cambiar la política exterior desde abajo. Sólo un análisis profundo, que tome en cuenta la visión de todos los pueblos, que reconozca la legitimidad de la resistencia iraquí a la ocupación, y que dé cuenta de la enorme complejidad del problema podría llevar a definiciones más claras.

Construir este análisis amplio y multicultural es un reto impostergable.

 

Laura Carlsen (laura@irc-online.org) es directora del Programa de las Américas en la ciudad de México, donde trabaja como analista en política exterior para el International Relations Center. El Programa de las Américas del IRC se encuentra en la red electrónica en http://www.ircamericas.org/. Este artículo es una versión escrita de una presentación en el Centro Cultural Casa Lamm de la Ciudad de México, el 19 de febrero del 2007, en el marco del evento "Implicaciones de la Derrota de Estados Unidos en Irak".

 


Boletin Americas

Publicado por el Programa de las Américas del International Relations Center (IRC). Todos los derechos reservados.

Cita recomendada:
Laura Carlsen, "En el cuarto aniversario de la invasión: La derrota de Estados Unidos en Irak", Programa de las Américas (Silver City, NM: International Relations Center, 29 de marzo de 2007).

Ubicación en Internet:
http://www.ircamericas.org/esp/4118

Información de producción:
Escritor: Laura Carlsen, IRC
Editor: Laura Carlsen, IRC
Producción y diseño: Nick Henry, IRC

Reflexiones sobre el Impasse con Perú (1ª parte)

 

Víctor Rojas Vásquez

1.- Los motivos del malestar de Torre Tagle

 

La aprobación por parte de nuestro Parlamento hace un mes y medio de la creación de la nueva región de Arica y Parinacota, habría pasado como una buena noticia y un hecho positivo para nuestro, siempre inconcluso, proceso de descentralización. Sin mucho conocimiento público el gobierno de Alan García hizo observaciones a través de dos misivas al ejecutivo chileno, en el sentido de que la especificación del límite norte de la región estaba en el Hito Nº 1, es decir 250 metros al norte de Cristo de la Concordia, que es el límite que Perú considera como legítimo. Así se agregaba un nuevo problema en la ya dilatada controversia en la delimitación marítima con Perú, al considerar la tesis chilena de proyección de la bisectriz, es decir del paralelo terrestre hacia el mar.

La presidenta Bachelet se habría ahorrado fácilmente este bochorno sencillamente ocupando su poder de veto frente al Legislativo habiendo presentado una indicación para cambiar la infortunada frase del Hito Nº 1 y haberla reemplazado por "el límite norte de la nueva región es aquel establecido por el Tratado de 1929 con la República del Perú, en todos sus articulados...".[1]

Sin embargo y por múltiples motivos no lo hizo a tiempo. Durante la semana pasada vimos un llamado de ambas Cancillerías a sus embajadores a informar que es siempre el primer paso para tensar relaciones.

 

Para acentuar aún más la ignominiosa descoordinación de nuestra Cancillería, ante la falta de no avisar a tiempo a la presidenta sobre el veto para solucionar el problema, vino a terminar con el conflicto bilateral un fallo del Tribunal Constitucional, el cual establece la ilegitimidad del planteamiento limítrofe del proyecto, ya que claramente se salía del marco de la tradicional actitud del Estado chileno de respetar los acuerdos y tratados internacionales.

 

Sobre la exposición de esto podemos ver una cadena de errores y hasta de manos moras:

 

  1. La falta de buena asesoría a la conductora de nuestra política exterior que es nuestra presidenta.
  2. Una clara descoordinación entre el MINREL y la secretaría general de la Presidencia, ministerio encargado de presentar los proyectos de ley ante el legislativo.
  3. La falta de prolijidad de los Parlamentarios de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado al no alertar respecto de esta situación a  la sala. Esto por dos motivos: Primero su falta de preparación sobre el tema, cosa que habla muy mal del ejército de asesores e institutos de asesoría parlamentaria tanto de la Concertación como de la Alianza. Segundo queda en evidencia que producto de la popularidad del proyecto  y el apresuramiento, los parlamentarios no leen las cosas que aprueban.
  4. La negligencia o mala intención de ciertos técnicos de la Cancillería en cuanto a querer dañar la relación con Perú.

Con esto no quiero generalizar, pero debemos recordar que no es la primera vez que ocurre, cabe recordar la ley de concesiones de carreteras que en estos días y producto de los cobros del famoso TAG tanta controversia generan.

De culpables y consecuencias me referiré en el próximo artículo. Espero que los hechos expuestos y su análisis sirvan como elementos de reflexión ciudadana a los insignes visitantes de este humilde BLOG.

 

Agradeceré comentarios.

El Belloto 31 de enero del 2007.

 

 



[1] La frase es sugerencia nuestra, la cual se ofrece cordialmente a nuestra Cancillería para la presentación del nuevo proyecto. Se autoriza la utilización de este texto, siempre y cuando se indique el autor y la fuente.

EL PRIMER AÑO DE EVO MORALES

Raúl Zibechi | 18 de enero de 2007

Programa de las Américas del International Relations Center (IRC)

Si el primer año de un gobierno es tiempo suficiente como para establecer las tendencias y caminos que se apresta a recorrer, el aniversario del gobierno de Evo Morales (que llegó al gobierno el 22 de enero de 2006) lo encuentra a medio camino entre cambios y continuidades .

Una buena síntesis es la que realiza Oscar Olivera, dirigente de la Coordinadora del Agua de Cochabamba, quien señala que es un gobierno integrado por “una mezcla de todo tipo de corrientes: partidarias tradicionales, de movimientos sociales emergentes y de arribistas que se colaron a último momento” 1.

Aunque aún es demasiado pronto para saber cómo evolucionarán los cuatro principales actores bolivianos, la impronta de cada uno de ellos ya ha quedado establecida durante estos doce meses. Se trata, entonces, de seguir la evolución del Estado boliviano, dirigido ahora por el MAS (Movimiento al Socialismo), de los grandes grupos empresariales asentados en Santa Cruz, de los inversores externos y de los movimientos sociales.

Un Estado que se fortalece

Aunque el Estado boliviano sigue siendo tan colonial como lo era un año atrás, ha ganado legitimidad ante la población y tiende a fortalecerse a mediano plazo. La legitimidad proviene, en gran medida, del hecho de que se ha instalado una nueva forma de gobernar de la mano de personas diferentes a las que gobernaron hasta ahora: una buena proporción de los ministros, asesores y parlamentarios provienen del abajo, de los excluidos durante cinco siglos. Pero ese cambio no significa que los modos y maneras de hacer se hayan modificado. Todo indica que los estilos de la política desde arriba se mantienen y, en algunos casos, se han profundizado. La forma como el MAS está abordando las negociaciones en la Asamblea Constituyente es una muestra de ello.

Sin embargo, el Estado boliviano tiende a superar algunas debilidades históricas. Gracias a la exitosa negociación de nuevos contratos con las diez empresas petroleras multinacionales que operan en el país, la renta petrolera que percibe el Estado pasará de los 282 millones de dólares anuales en el período 1998-2002, a una recaudación total de 1.300 millones de dólares en 2006 2. Según Evo Morales, esa cifra llegará a los 4.000 millones de dólares anuales en 2010, que representan aproximadamente el 100% del PIB anual boliviano y le permitirán al gobierno del MAS contar con enormes recursos para volcar en obras sociales 3.

A largo plazo, el tema es más complejo porque en realidad no se nacionalizaron los hidrocarburos ni se expropió a las multinacionales, sino que se firmaron nuevos contratos que aumentan las regalías estatales, invirtiendo las proporciones anteriores en las empresas cuya producción sea superior a 100 millones de pies cúbicos diarios de gas: 82% para el Estado y 18% para las empresas 4. El problema consiste en que al no nacionalizarse los hidrocarburos, la refundación de la estatal YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia) no es real. Los nuevos contratos establecen que YPFB no realizará inversiones ni asumirá riesgos o responsabilidades sino que actuará como fiscalizador de las empresas que explotan hidrocarburos. Al haberse realizado una “nacionalización sin expropiación”, la empresa estatal no cuenta con recursos para competir en el mercado y los críticos tienen razón cuando sostienen que “el discurso del gobierno de que ‘nacionalización' es tener control en la fijación de precios, volumen y destino es una falacia, ya que el que fija el precio, volumen y destino es el mercado mundial dominado por las compañías petroleras transnacionales” 5.

Este es un punto clave porque toda la política sobre los recursos naturales del gobierno de Evo, que incluye no sólo el gas sino también la minería, “consolida el patrón primario exportador”, dejando de lado la industrialización y el mercado interno, como sostiene un análisis del Cedla. El acuerdo firmado con Argentina, por el que se eleva el precio del gas que se suministra a ese país, y el suministro de gas a Brasil, que abastece el 30% del poderoso cinturón industrial de San Pablo, suponen un considerable aumento de los ingresos del Estado, pero consolidan la exportación de gas sin industrializar. En suma, grandes beneficios en el corto plazo y problemas en el tiempo largo.

Pese a que el Estado boliviano gana legitimidad y se fortalece, debe resolver acertadamente los objetivos trazados al convocar la Asamblea Constituyente , o sea la efectiva refundación del país, paso imprescindible para enfilar al gobierno de Evo por una senda de transformaciones reales. En este terreno, la situación está empantanada. La extrema polarización con las elites de Santa Cruz ha colocado al país al borde de la ruptura y la confrontación abierta. Sin embargo, el problema de fondo es que el estilo que se impuso en la Asamblea Constituyente reproduce los modos tradicionales de la política boliviana: negociación y acuerdos entre los caudillos de los partidos, hurtando el debate a la población. La Constituyente es el principal fracaso del gobierno del MAS en este primer año. Los dos hechos mencionados (“nacionalización” de los hidrocarburos y el fracaso en la refundación del Estado) crearán problemas a mediano y largo plazo al gobierno de Evo Morales.

Los problemas con la oligarquía cruceña

La única fuerza social boliviana capaz de hacer frente al gobierno del MAS es la oligarquía cruceña. No sólo es la región más próspera del país sino que cuenta con la única clase dominante que tiene intereses propios diferenciados de los del resto de los bolivianos, incluyendo a las elites del resto del país.

Buena parte del poder de esa oligarquía se asienta en la tierra conseguida de forma fraudulenta durante las sucesivas dictaduras militares. El agronegocio es la principal fuente de acumulación de las elites locales, vinculadas al parecer a negocios ilícitos como el narcotráfico y el contrabando. Pero es también, junto a Tarija, la región más rica en recursos hidrocarburíferos. Políticamente, Santa Cruz es la región más conservadora, de la que partieron algunos golpes de Estado decisivos como el de Hugo Bánzer en 1971, en ese caso con indisimulado apoyo de la dictadura militar brasileña.

Las clases dominantes de Santa Cruz vienen enarbolando un proyecto autonomista como forma de impedir que las luchas sociales del país perturben el proceso de acumulación de capital y pongan límites a su poder. Algunos análisis sostienen que es posible que se desate una guerra interna de carácter separatista encabezada por la oligarquía cruceña. Diversas noticias de medios independientes dan cuenta de la existencia de campos de entrenamiento de grupos paramilitares en Santa Cruz, con la presencia de mercenarios colombianos. Parece evidente que una fracción de las clases dominantes de esa región le apuesta a la guerra.

La crisis en la ciudad y en el departamento de Cochabamba se inscriben en este escenario. El gobernador Manfred Reyes Villa, un ex militar aliado al neoliberal Gonzalo Sánchez de Losada, fue elegido con cerca del 55% de los votos. En el conflicto autonomista decidió alinearse con Santa Cruz, pero en su provincia (departamento) más del 63% de la población rechazó la autonomía cuando fue plebiscitada el año pasado. Los movimientos sociales, en particular los cocaleros y los regantes, históricos aliados de Evo Morales, bloquearon la ciudad desde principios de enero de 2007 para exigir la dimisión del gobernador autonomista. La violenta batalla callejera impulsada por jóvenes ultraderechistas alineados con Santa Cruz, revela la existencia de fuertes tendencias hacia la militarización del conflicto ya que esos grupos actuaron al estilo de bandas paramilitares. Los más pesimistas creen ver en estos sucesos el anticipo de una posible guerra civil. Sin embargo, Evo procura distender la situación al aceptar que la Constitución sea aprobada por los dos tercios de los votos, lo que supone una concesión a la oligarquía cruceña. En todo caso, las espadas están en alto, y una radicación del conflicto no debe excluirse.

Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. Los mayores ingresos con los que cuenta desde ahora el Estado le permitirán acceder a algunas de las demandas autonomistas, que reclaman que una parte de los impuestos nacionales que pagan retornen a ese departamento. El hecho mismo de que el Estado se haga más fuerte y los movimientos sociales sean más dispersos, desactiva algunos de los temores de esos sectores. En paralelo, los movimientos sociales de Santa Cruz se vienen fortaleciendo y los grupos dominantes no tienen ya asegurada su hegemonía política, como lo demuestra el crecimiento del MAS en las elecciones para la Asamblea Constituyente, al convertirse en la fuerza más votada en el departamento.

Por último, los factores internacionales juegan en contra de la agudización de la tensión autonomista. En Bolivia no son los Estados Unidos quienes tienen el mayor peso político sino Brasil. El triunfo de Luiz Inacio Lula da Silva en la segunda vuelta electoral, a fines de octubre, le permite al gobierno de Evo Morales contar con un aliado—pese a las diferencias en la cuestión del precio del gas—llamado a estabilizar la región. El escenario indica entonces que las negociaciones con las clases dominantes cruceñas para un reparto de cuotas de poder pueden llegar a buen puerto, lubricando así la gobernabilidad y la paz social.

Multinacionales y movimientos sociales

Aunque el gobierno de George W. Bush viene presionando a Evo Morales en temas como la política hacia la coca y otros asuntos internos de Bolivia, Estados Unidos no tiene la misma capacidad de influir en el país que tuvo décadas atrás. Sólo la empresa petrolera brasileña Petrobras es responsable del 20% del PIB boliviano y controla el 46% de las reservas de hidrocarburos del país, en tanto la española Repsol-YPF tiene el 23%. La principal riqueza boliviana, el gas, está siendo vendida en su mayor parte a Brasil y Argentina, países que no pueden prescindir del gas boliviano para sus industrias y para consumo doméstico. En suma, las relaciones económicas y políticas de Bolivia son prioritariamente con los países de la región. Esta relación privilegiada con sus vecinos ha sido una conquista del pueblo boliviano, que durante la llamada “guerra del gas” impidió que ese recurso estratégico fuera vendido a los Estados Unidos vía Chile.

La impresión dominante es que el contexto internacional es favorable al actual gobierno del MAS. Ha conseguido establecer acuerdos firmes con las grandes multinacionales que explotan hidrocarburos en Bolivia, que aceptaron recortes en sus ganancias a cambio de asegurarse la estabilidad del negocio a largo plazo. Una política desestabilizadora como la que parece desear la administración Bush, sólo podría apoyarse en el sector de las elites de Santa Cruz que estén decididas a romper la integridad territorial de la nación boliviana. Pero, si atendemos a la historia reciente, una aventura de ese tipo difícilmente podría resultar exitosa sin el respaldo activo de Brasil. Por el momento, esta perspectiva no parece posible, lo que no quiere decir que las elites cruceñas no sigan intentando desestabilizar para negociar con La Paz en mejores condiciones.

Finalmente, los movimientos sociales que jugaron un papel decisivo para la configuración del actual escenario boliviano, no podrán seguir actuando como antes. Parece evidente que el Estado será en adelante co-administrado por personal que proviene de los movimientos, entre ellos el propio presidente y su entorno inmediato, así como parte de su gabinete y de los cuadros dirigentes del MAS. En el abajo, esto supone que una parte considerable de los cuadros de los movimientos ocupan a partir de 2006 espacios institucionales. A juzgar por lo sucedido en Bolivia desde la Revolución Nacional de 1952, así como en otros países donde se produjeron procesos similares, la impresión es que durante los primeros años de gobierno del MAS habrá un debilitamiento importante de los movimientos, en particular de los rurales (cocaleros, regantes, comunarios del Altiplano).

Pero el MAS no está teniendo el mismo impacto en todos y cada uno de los movimientos sociales. Oscar Olivera distingue lo que sucede en las áreas rurales de las urbanas: en las primeras el apoyo al MAS y a Evo es macizo y orgánico. En las ciudades la situación es bien diferente y desde el primer año se escuchan críticas de los de abajo a la actuación del gobierno. Sin embargo, esto puede cambiar si Evo va encontrando su camino y su proyecto político—aceitado en parte por la renta hidrocarburífera—en una dirección que puede ser similar a la del gobierno de Hugo Chávez.

En todo caso, los movimientos ya no serán los de antes. Algunos están llamados a institucionalizarse, como sucedió luego de 1952 con los campesinos; otros pueden tener más independencia del oficialismo (como sucedió en el pasado con los mineros). Los candidatos a ocupar el primer lugar son sin duda los cocaleros—por razones históricas, políticas y hasta afectivas—seguidos de una gran cantidad de movimientos que ya están fuertemente institucionalizados, como los campesinos colonizadores. El segundo lugar podrían llegar a ocuparlo las barriadas de El Alto y la Coordinadora del Agua junto a los nuevos movimientos urbanos que se referencian en ella. Es posible, pero no es seguro. Parece claro que el lugar más conflictivo seguirá siendo El Alto, pero no hay que perder de vista lo que suceda en Santa Cruz (que posee un fuerte componente migrante del occidente), Cochabamba (donde se debate por vez primera el tema del indianismo y la identidad) y otras importantes ciudades.

Como puede verse, el primer año de Evo muestra luces y sombras. Las segundas son más intensas de lo que podíamos esperar a fines de 2005. Por tratarse de un gobierno incipiente, se impone la cautela. Aunque resulte ocioso repetirlo, todo dependerá de lo que hagan los movimientos, esas sociedades otras, diferentes a la dominante, que han producido los hechos decisivos en Bolivia desde el levantamiento de Tupaj Katari contra los colonizadores españoles, en 1781.

Notas

  1. Entrevista personal a Oscar Olivera.
  2. Federico Bernal, “La tercera es la vencedora”, ob. cit.
  3. Un buen ejemplo es la implementación del Bono “Juancito Pinto” (que   entregará a 1.200.000 escolares 20 euros anuales, una cifra considerable en Bolivia) con los recursos que provienen de la “nacionalización” de los hidrocarburos. Los índices de deserción escolar son del 46%; en las áreas urbanas sólo el 67% termina el bachillerato y en las rurales apenas el 43%.
  4. Alfredo Serrano Mancilla, “La película de los hidrocarburos en Bolivia”, 1 de noviembre de 2006, www.rebelion.org .

     

  5. Econoticias, “Evo consolida la política neoliberal del gas”, ob. cit.

 

Raúl Zibechi es miembro del Consejo de Redacción del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales. Es colaborador mensual con el IRC Programa de las Américas (www.ircamericas.org).

 

Recursos

Andrés Soliz, Rada, “Los hidrocarburos en el 2007”, 3 de enero de 2007, en www.bolpress.com .

Cedla (Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario), “La estructura agraria se mantiene intacta”, www.bolpress.com .

Econoticias, “Evo consolida la política neoliberal del gas”, 3 de enero de 2007, en www.argenpress.info .

Federico Bernal, “La tercera es la vencedora”, Le Monde Diplomatique , Buenos Aires, diciembre de 2006.

Raúl Zibechi, entrevista a Oscar Olivera, Montevideo, 30 de octubre de 2006.

 

El Problema de las Autonomías en Bolivia

El Problema de las Autonomías en Bolivia

IB
Iscar Blanco
Enviado especial de la BBC a Bolivia

 

Cuando uno aterriza en Bolivia, la primera escala es Santa Cruz, allí el tema es la autonomía. Un tramo más tarde, al llegar a La Paz, el tema es la centralización.

Literalmente, la población está dividida, los cruceños piden autonomía administrativa, mientras que los paceños desean que continúe el centralismo.

Es decir, que La Paz continúe con la administración total.

Y aunque el tema parece ser sencillo y fácil de entender, las cosas cambian de color cuando muchos bolivianos creen que lo que pide Santa Cruz es independencia total y que La Paz pide control absoluto.

"Lo que tenemos es un problema de desinformación", explico el diputado Meter Maldonado.

La desinformación llega a tal grado que muchos bolivianos en las calles dicen que de aprobarse la autonomía habrá que tener pasaporte para llegar a Santa Cruz.

Por lo menos, eso es lo que dice la gente en la Plaza Murillo.

"Las cosas no son así", explicó Maldonado. "Las autonomías o la continuidad del centralismo es a nivel administrativo, el resto de las cosas quedan intactas. Santa Cruz, de aprobarse, sería autonómica en decisiones administrativas, pero no se trata de un pasaporte o de un ejército propio".

Autonomía o centralismo

"Hay algo claro y es que la gente está confundida con los conceptos", señalo Luis Barragán, arquitecto y residente de La Paz.

Según Barragán, es poca la información que se ha dado sobre autonomías o centralización, y la educación que se ha impartido es más sobre cómo y dónde votar.

Carlos Dabdoub, a cargo de la Dirección de Autonomía y Constituyente, explicó que para el referendo del domingo hay que entender el funcionamiento de las autonomías desde el plano político, económico y administrativo.

El aspecto político de las autonomías busca la descentralización de las provincias, el económico busca desarrollar planes de inversión y desarrollo regional, y el área administrativa busca las competencias de los departamentos y los acuerdos entre estos.

Según Cristian Saavedra, profesor de Derecho de la Universidad de Aquino, el régimen centralista y el sistema autonómico no son buenos ni malos por sí mismos.

Lo que sí está claro, según Saavedra, es que el sistema centralista no ha generado un desarrollo económico social placentero, lo que viene a generar el debate nacional sobre adoptar un sistema autonómico.

Por su parte, el sistema autonómico brinda oportunidades dependiendo de la capacidad competitiva y de desarrollo de cada región. Cochabamba, por ejemplo, tiene una producción diversificada, lo que representa aproximadamente el 17% de la producción boliviana.

La producción de Cochabamba está dividida en industria manufacturera, transporte, servicios, agricultura, comercio, turismo y minería.

Además, el departamento tiene ventajas competitivas en recursos naturales. Esto lo hace un departamento rico. Ahora bien, de ser centralista, debería compartir sus ganancias con otros gobiernos, pero si fuese autonómico, entonces todo se quedaría en casa.

Según el senador Robert Yañez, no se trata de ser rico o pobre y de quedarse con todo o nada, se trata de decisiones administrativas.

"Las desventajas del centralismo es que los cheques de pago de los maestros salían desde La Paz, pero si llegaban a Cochabamba con un error, ese maestro se quedaba sin dinero. La autonomía dice que el salario del profesor de Cochabamba se firma en Cochabamba y que el presupuesto para una escuela se autoriza en Santa Cruz y no en La Paz", explicó Yañez.

Entre Santa Cruz y La Paz

Santa Cruz busca la autonomía, eso es claro. O por lo menos es lo que se percibe en sus calles.

"Queremos autonomía. Cada vez estamos más seguros de que las autonomías van tener un rotundo Sí", dijo el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas.

Empresarios y grupos como el Comité Cívico de Santa Cruz, entidad que agrupa a sindicatos, empresarios y otras organizaciones civiles de la región aseguran que Santa Cruz no puede seguir dependiendo de La Paz.

Por su parte, La Paz, sede del gobierno, busca mantener el control de las decisiones políticas y administrativas.

"El centralismo y la burocracia es lo que ha mantenido a La Paz, no tenemos que asustarnos con la autonomía", señaló Saavedra.

Según analistas como Saavedra y Paccieri, La Paz, que ha vivido bajo el centralismo, teme perder el poder.

Otras autonomías

El tema de las autonomías no es exclusivo de Bolivia, de hecho, países como Colombia y Venezuela ya han aplicado modelos de descentralización administrativa, fiscal y política, en el pasado.

Mauricio Paccieri, analista político boliviano, considera que "hablar de federalismo o autonomías no es más que acercar el gobierno a la gente" y que esto es algo que se viene haciendo con resultados positivos en la región.

Por su parte, Perú y Ecuador buscan una salida similar a la boliviana, donde modelos similares de autonomía política se están aplicando en sectores como el de la salud.

¿Autonomía o centralismo? Esa será una decisión que deberán tomar los bolivianos este domingo.

Sin embargo, aún después de conocerse los resultados de la votación, la nueva Asamblea Constituyente deberá crear todo el marco legal para darle vida a la opción ganadora. Ya sea para crear un piso y un techo para el actual centralismo o toda una nueva serie de leyes y decretos para las autonomías.

Se agudiza conflicto por instalación de gobierno paralelo popular en Cochabamba

Se agudiza conflicto por instalación de  gobierno paralelo popular en Cochabamba

El MAS pierde el control de sus grupos mas radicales

17 de enero de 2007, 10:40 AM

LA PAZ (AFP) - El anuncio de grupos sociales de crear un gobierno paralelo en reemplazo del gobernador de Cochabamba (centro) pone en aprietos al presidente de Bolivia, Evo Morales, que parece haber perdido el control sobre un movimiento que lo apoya pero que en este caso desacata su autoridad.

Horas después de que grupos políticos vinculados a la estatal Universidad de San Simón y a la Central Obrera instalaran de facto un gobierno "popular revolucionario", el gobierno advirtió el miércoles que no reconocerá sino al gobernador Manfred Reyes Villa, como prefecto del convulso departamento de Cochabamba, sacudido las últimas dos semanas por movilizaciones de cocaleros.

"No reconocemos a ningún prefecto (gobernador) que no sea Manfred Reyes Villa", afirmó el portavoz presidencial Alex Contreras, luego de denunciar que fueron "grupos radicales" los que se proclamaron como un gobierno en ese departamento.

Desde hace más de diez días indígenas, cocaleros y mineros piden la salida de Reyes Villa por haber propuesto un referendo autonómico a lo cual se opone el presidente Morales.

Pero las protestas buscaban que el gobernador dejara en manos del Consejo de Administración -una suerte de Legislativo regional- la facultad para designar a su sucesor. En medio de esa agitación los radicales degeneraron el cabildo hasta juramentar a un gobierno regional de facto.

El ex guerrillero Tiburcio Herradas Lamas, conocido como 'Comandante Loro', líder de un grupo irregular autodenominado Ejército Dignidad Nacional (EDN), se puso a la cabeza del departamento, lo que generó una ola de rechazo desde el gobierno de Morales hasta las gobernaciones departamentales.

"Lo decimos en forma transparente que grupos radicales han sobrepasado la dirigencia (cocalera y campesina) en el Cabildo", deploró Contreras al tiempo de exculpar a los cocaleros que ya "están retornando a sus comunidades y no se ha destituido en ningún momento al señor Reyes Villa".

El vicepresidente Alvaro García ratificó que el Gobierno "ha definido, definió antes y seguirá definiendo respeto de los resultados y la elección de las autoridades democráticamente elegidas".

En tanto Reyes Villa, que temeroso de regresar a su ciudad oscilaba entre Santa Cruz y La Paz, insistió en que no dimitirá a pesar de la presión y violencia desatadas en su distrito.

En momentos en que Cochabamba recobraba la normalidad tras el repliegue de cocaleros y campesinos, Reyes Villa ratificó en un mensaje a la nación su decisión "de no renunciar porque provocaría más luto en el país y es mi deber el responder al mandato que el pueblo me ha encomendado".

 

El gobierno de Morales le instó a retornar lo antes posible a Cochabamba y reasumir sus funciones.

Según analistas, para el Gobierno es importante apoyar a Reyes Villa pues comprende que la presión vía movilizaciones y cabildos sobre prefectos opositores podría cobrar un efecto de boomerag contra el mismo mandatario.

Según el prefecto opositor de Santa Cruz, Rubén Costas, "estaría en riesgo la misma Presidencia de la República" si legitima tal procedimiento antidemocrático de censura de la gestión pública.

"Si allá (en Cochabamba) se juntaron 30.000 personas, acá en Santa Cruz (en un cabildo proautonómico en diciembre) hubo un millón que determinaron que en el momento en que se dé un golpe como se está queriendo hacer con el prefecto Reyes Villa o el prefecto José Luis Paredes (en La Paz), en ese mismo momento se demandaría" la eventual renuncia del primer mandatario, dijo Costas.

Francisco Navajas, titular de una organización civil de Tarija, departamento opositor a Morales, estimó que el Ejecutivo "se ha dado cuenta que está jugando con fuego y se está quemando".

La posición gubernamental dio también respaldo al Prefecto de La Paz, José Luis Paredes, hostigado por la Central Obrera de la ciudad de El Alto, que demanda su dimisión por su filiación al bloque de regiones proautonomistas en Bolivia.

Preocupación por radicalización de la Situación en Bolivia

Preocupación por radicalización de la Situación en Bolivia

Violentas protestas en Bolivia
Oficialistas exigen renuncia de opositor

EFE

9 de Enero de 2007


LA PAZ, Bolivia – Tras una jornada de violentos choques que dejaron más de veinte heridos, campesinos y líderes sindicales afines al presidente Evo Morales bloquearon varios caminos en la región de Cochabamba y cerraron una válvula de bombeo de agua a la ciudad homónima para exigir la renuncia del prefecto (gobernante) del distrito, el opositor  Manfred Reyes Villa.

Anarquía en Cochabamba

La Policía informó de que los cortes se iniciaron en las carreteras de Cochabamba hacia el departamento occidental de La Paz, el oriental de Santa Cruz y el sureño de Chuquisaca y anunció que, en lugar de intervenir, buscará el diálogo con los manifestantes.

 

"No estamos haciendo nada para (así) no generar violencia, estamos esforzándonos para que baje la temperatura, que no haya circunstancia que reinicie la violencia" del lunes, dijo a los periodistas el inspector de la Policía general Fernando Peláez.

Cierre de válvulas

Por su parte, el gerente técnico de la empresa de agua municipal Semapa de Cochabamba, Luis Camargo, confirmó que un grupo de campesinos cerró una válvula de bombeo en el sector de Escalerani, al norte de la ciudad, lo que obligará a racionar el suministro al menos a la mitad de la población de los barrios del centro.

"El agua baja con una presión de mil litros por segundo y se reducirá en cuatrocientos", agregó.

Incidentes en la ciudad

El lunes pasado se produjeron violentos choques en la ciudad entre agentes antidisturbios y miembros de sindicatos afines a Morales, que causaron entre veinte y treinta heridos en ambos bandos, incluidos varios periodistas.

Los manifestantes atacaron ese día la Prefectura y quemaron su fachada y algunas oficinas, además de dos vehículos en la plaza principal de Cochabamba.

Hoy volvieron a reunirse en el mismo lugar, pero no se produjeron incidentes.

Un espacio para no perder el vínculo

Un espacio para no perder el vínculo

Mis queridos amigos y ex alumnos

Este es un nuevo espacio para no perder vínculos , hacer comentarios y por sobre todo, seguir explorando, actualizando conocimientos sobre las temáticas que nos reunieron estos últimos tres años.

Espero que este sea un espacio para poder comentar la actualidad continental y al mismo tiempo, dar cuenta de mis publicaciones.

Con afectuosos saludos

Víctor Rojas Vásquez